En mi segunda visita al vivero, opté por explorarlo en su total inmensidad. Al llegar al fondo descubrí un pedazo de lote no adaptado al comercio, es decir, no había macetas coloridas, ni arbustos podados, sólo había naturaleza pura. Plantas muertas, barro, plantas crecidas, restos de lluvia, larvas. Inmediatamente no existieron colores en mi cabeza, y mi impresión fue el sentir que la vida está disfrazada, disfrazada de colores, de aquellos elementos que nos hacen olvidar mientras vivimos, que terminaremos en la muerte. Descomposición, putrefacto, nada.
Asfixia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario